lunes, 17 de diciembre de 2012

Ciudad Bang I


Aquí hoy hace frío, es de mañana, pero por ahí de las tres de la tarde el calor nos va a venir a chingar, y bueno, en este jale uno no puede andar encuerado. Tengo dos meses viviendo en este pueblo por ordenes de mi jefe, nos mandaron como a sesenta cabrones a ver si ya podíamos controlar el pedo. ciudad Bang es un desmadre, aquí las mañanas son las más peligrosas, las señoras salen en chinga a dejar a sus hijos a las escuelas y les vale madre que uno ande aquí, con el arma de fuera y pase por un lado, eso, a las damas de Bang les tiene sin cuidado, a las ocho les cierran la puerta así que mi convoy y yo somos lo de menos.
Nos detuvimos por un café aquí al seven, el vato que nos atendió estaba más culeado que los tres cabrones que subimos ayer, que chinga les dimos por andar haciéndole al espía  pero este wey no, este nunca podría jalar en el negocio, muy a huevo sabe abrir una caja cagado de nervios y darme el cambio por el chingado café de diecisiete pesos, ni el producto de a dos por cinco nos ofreció, solo porque no somos ojetes no se los exigimos gratis. Yo debí atender un seven, debe ser la cosa más graciosa ver a toda la gente de Bang llegar echo madre a comprar un café y donas como si fueran pinches gringos, que el yogurt para el niño, que el gansito para la niña y luego, espera, de noche, ya me imagino la pasarela de travestis que quieren una coca light, condones y de paso que les veas las nalgas, aquí en el negocio, se mueve mucho culito que parece de mujer, pero nada, a la mera hora traen su palanca y pues hay quien le jala, total, allá en el sur la vieja ni se entera.

Vamos ya para tres horas nomas gastando gasolina, dándole vueltas a la ciudad y escuchando el montón de basura que habla la gente mientras maneja, mientras camina, hace ya más calor y ni como quitárselo  nuestra única diversión es cuando los pinches vagos chemeros nos ven y se agarran según ellos a correr, que mamada, de aquí tumbo sin pedos a tres, pero ese no es mi jale, ese es jale de sus jefas que nomas no los controlan y los dejan andar ahí, disque tirando esquina.
Y ahí vamos, igual que a las ocho, a las dos, las pinches doñas también andan vueltas locas, no se porque el gobierno les permite manejar o meter a sus hijos en escuelas que no están cerca de su casa. Permiso.

Ya nos dieron las siete, venimos llegando aquí a la guarida después de los pelotazos en el periférico  media hora a lo mucho, los cabrones nos quisieron atorar arriba del puente pero se la pelaron, ni un pelo nos tocaron y nosotros les chingamos a seis, puro pinche vatito cejasacada que ni el culo se sabe limpiar bien, había uno que personalmente me cayo muy bien, se bajo muy reata del audi en el que andaba y hasta su mariconera traía el muy putito, así, como sacado de esas películas malas de cabrones muy machos que andan aquí y allá surtiendo mierda, así, de esos, mucho pinche lente negro armani de pulga, con el cuerno bien puesto, se me hace que venía escuchando corridos porque salio muy loco el chamaco, ha de pensar que le van a hacer uno. No había jalado ni un juguetito de esos cuando  le dimos en un pie y se agarro a llorar, se agarro a correr y pues como ya nomas quedaba ese, lo dejamos para echarnos la botana, pobre lepe, lloraba y lloraba cuando lo alcanzamos, que si mi mamá, que si por el amor de dios, que si perdóneme y que la chingada, le puse la nueve milimetros en la boca y que se mea, estábamos cagados de risa, yo quería seguir jugando pero la prensa en ciudad Bang es muy mamona, entre los pinchis reporteritos jotos, que los derechos humanos y que la verguita se le haga chicharron. BANG.

Aquí andamos, terminando el turno, vamos a llevar a este par de pendejos que los agarramos vendiendo soda atrás del palacio, ¿A quien se le ocurre? Hasta eso están idiotas, creen que porque nomas traen seis bolsitas los vamos a soltar, pero para eso estamos nosotros, para cuidar la ciudad Bang, como decía el jefe, para que la droga no llegue a sus hijos, no la estamos esnifando, es que bueno, uno tiene que andar al tiro, si nos agarran dormidos nos chingan y uno nunca piensa que se va a morir tan lejos de su casa.

Aquí en el hotel nos turnamos para dormir, hay mucho cabrón que cobraría bien por joderse a cualquiera de nosotros, prendo la televisión, me preparo una linea y le subo al volumen.

Pinche Homero, eres un desmadre con Marge. 

miércoles, 11 de julio de 2012

Quiero ser zeta


Miguel apenas tienes doce años, su padre trabaja en una de las tantas maquiladoras en la ciudad de Ramos Arizpe, tiene tres hermanos más: Mónica, menor que él y que sueña con ser estilista, Erick, de catorce, que hasta hoy, mantiene el nivel más alto en la escuela, lee como si no hubiera mañana, - herencia de su abuelo – y Gaby, la mayor, a punto de casarse, por lo tanto, con pies y mente fuera de esa casa, que a duras penas administra su mamá, doña Elisa.

Miguel nunca ha sido un niño solitario, antes de la guerra salía todas las tardes a jugar futbol al solar que esta a un lado del arroyo, - ahídondeestanlastienditas -, se pasaba la tarde completa pateando un balón, en ocasiones doña Elisa tenía que obligarlo a cenar. La vida, con el constante ir y venir de coches, bicicletas y gente caminando que llegaba solo a hacer un intercambio rápido, para él no era nada nuevo, acostumbrado a ese barrio. Aprendió pronto que había que bajar la mirada cuando “el patrón” pasaba a ver a sus muchachos.

- Mamá, me voy a meter con los zetas para comprarme una camionetota y de una los saco de jodidos a ustedes.
- Cállate baboso, ¿Ya viste al pinche “wero” como lo dejaron por andar de hocicón? Ande, cállese la boca y no ande diciendo pendejadas.
- Voy a venderles mota a todos los weyes de aquí, vas a ver.

En el barrio ya se han muerto tres o cuatro, todos de la misma enfermedad, del mismo pinche mal; la codicia y las ganas esas de la mentada camioneta negra bien chingona. Al final no se compraron nada, todo era prestado, hasta la piedra y la chiva que se metían, terminaron pagando los papás del “wero” el discreto entierro en el panteón de la aurora. Estas son las cosas que Miguel aún no entiende, ahora en lugar del solar, visita a Gerardo, su mejor amigo y que, aparte de todo, es el único con Internet en la cuadra. Se sientan horas a ver noticias del narco, a ver fotos de descabezados y videos de balaceras, hablan y se sienten parte de eso, de alguna manera, lo son, las alternativas que se les dieron no alcanzaron para mas.

Antes, se culpaba a la desatención de los padres cualquier comportamiento que los hijos tomábamos; el Nintendo, las maquinitas, las canicas, el futbol, la televisión y hasta un libro podía llegar a ser el motivo del regaño. En cambio, para Miguel y su amigo las cosas no son así; están creciendo en medio de una guerra entre compatriotas, mirando como la gente que es igual que ellos, puede de un día (o no) para otro, cambiar su estilo de vida, aunque sea una mentira. Pertenecen, junto con nosotros, al cambio social que se marcó con sangre, que se sigue propagando a todos los sectores.

- Quiero ser zeta.

Lo escucho, compartimos espacio mientras esperamos a pagar en la tienda, yo llevo un tang de naranja y él, un kilo de huevo; voltea, con la mirada llena de sueños imposibles, con la boca seca y la seguridad que solo él mismo pudo haberse dado.

-¿Qué me ves wey?

Sonrío, volteamos a vernos todos los que estamos ahí con esa misma sonrisa de asombro, no digo nada. Así las cosas; si su vida sigue igual, es probable que vuelva cualquier día y en efecto, me meta una chinga. 

lunes, 25 de junio de 2012

Hada, ya despierta.



La mañana es pegajosa de piel, de miel aroma, cerveza color ámbar con vodka sudor en vasos rojos, sin hielos y sal - o eso creo - y limón y popper de farmacia para el dolor y el dormir y el sentir escuchando como se rompen las neuronas acomodadas por el DJ en turno.  El calor del domingo sin sonido, o quizá lunes, -porquemeperdientuspiernasllenasdepecas - mordisquea esos labios secos y ojos entreabiertos marcados de sombra en la parte de abajo, como colgando unas bolsitas con café –esquenohemosdormido- ni ha dejado de verla desnuda –llenadepecas- ni de buscar debajo de la ropa botes, cenizas, alfombra blanca; el último suspiro. Ella en cambio, parece estar en un molde, lista para comerse o morderse o –algoasí- horneada como pastel en un plato de winipu –quenosededondesalio-.  Juguemos ajenos a todo. Si eso es posible. Hada.


         - Hada, ya despierta.
Ella no suda, ni se mueve, ni se muerde y sonríe cuando duerme –segundicen- y abraza una almohada. Se conocieron hace seis o siete años. Hada apenas llegaba a los quince y Quique ya tenía diecisiete.  Todos los viernes, sin excepción, se juntaban en casa del Pooni a escuchar a Los Intoxicados, prender inciensos de vainilla y fumar mota con la pantalla del televisor en MuchMusic –porquenmejiconohaynadabueno- luego se abrazaban, le tomaban a la caguama, jugaban a ser un equipo y coreaban y hablaban de poesía sin conocerla, cuando enojados eliminaban pedazos del mundo sin más y se cuestionaban de cuando no se sabe elegir, ¿por qué? Será porque faltan opciones y las nuestras siempre han sido ser invisibles.

        - Creo que nada de lo que creemos que nos representa, lo hace.
 -  Te dibujé un planeta, el nuestro.
-       Tú no entiendes Hada, tener futuro es como tener pasado. Así, igual de culero.
-     Nuestro verdadero problema es que ya olvidamos coger, como animales que somos.


Para Hada hablar de pasados y futuros significaba recordar demasiado    --  esloquemenosquiereuno- cuando, además de temores, hay círculos mal cerrados, mal copiados, mal eliminados, mal vaciados de la papelera. Lloraba como niña en presentes , se mordía los labios con sangre, con labial rojo con sabor coca cola vainilla –porqueamimegusta- se lamentaba por ese olvido de ni siquiera tener claro lo que había pasado hace dos noches o tres, según el calendario y el miedo, ese que le dejó su brinco de la mota olorosa a la piedra paranoica –soylibre-  al snif snif- deafueradelbaño- del bar mesita de centro de tu casa, espejo billete de a veinte –nomevoyaquejar-. Con ese mismo miedo a saltar,  agarró una noche sus cosas y se dejó caer. Sin romperse nada más que los labios mordidos y las uñas cortas de sentarse a esperar; los dientes blancos para sonreír; sacar la cabeza por la ventanilla del coche –paraagarraraire- antes de saltar de nuevo. Vas.

-  Estoy convencida de que vengo del futuro. Aunque no tenga pruebas ni recuerde nada. Eso explica lo demás.
-    


/Porque aunque no quiera estoy pensando
como pude alejarme de vos…/

-      -  Hada, ya despierta.

Hay un sonido roto en las bocinas viejas del cuarto ese, la guitarra marrana que no sabe si va o viene, o si es regué o es rock o blus, pero así se habían enamorado. Así, con “Pity” como poeta que incita con la voz rota, de fondo en el sonido ese,  y de reojo un pase o un beso o ambos, -meduelenoverte-  y cuando baila le duele no tocarla, ni verle las pecas, esas del pecho y arriba la sonrisa de lado; la nariz ceniza y los ojos extraviados cuando bailaba para él –sinsaberlohacer-. Se habían besado también con el sonido ese rasgado entre vasos rojos –desosdeloxxo- y latas aplastadas –detecatelait- acomodadas como en espira,l como esperando y ya no queda nada.

Estaba acostumbrada a sentirse distinta y aquella noche, que fue ella, no lo pudo soportar.

- Y ahora que no es necesario voy a ser como querías.

El pastel se quemó en el plato de winipu, igual que Pooni hace un año, cargados ambos de silencio. Formaron tantos planes que no hicieron nada más.

-      -  Hada, ya despierta.

lunes, 28 de mayo de 2012

Suena la banda (Bajo sextoy)


El recuerdo de aquel amor por la Loope se disolvía entre cervezas “Indio”  que cabe mencionar estaban decoradas (algunas) muy mal por ilustradores nacionales, o eso nos dijeron, parece comercial, pero no lo es.  El humo de los delicados con filtro recién comprados nublaba la visión del “Concordía”, hasta ese momento la cantina más antigua y barata de la ciudad. Sobrevivió a tres ejecuciones y a que en su puerta dejaran la cabeza de Casandro el comandante. Venía llegando Jaramillo del sur.
-     
         - Allá las viejas no se andan con mamadas, lo que quieren es un norteño pa’ salir de sus pinches pueblos, luego luego creen que uno es narco.

Hace calor, ¿No empiezan así las borracheras? Acompañadas de banda, norteño y cuando se puede, una carnita asada, Don Gandalf el cantinero ya tenía el asador afuera, era la hora de la botana,  ofreció tequila.

       No mame barbas, ahorita estamos pa’ chebesitas y unas muchachas.

La tuba marca el paso, la marca de la tuba, el “me voy y vengo”  (sabrosón) cochino, cerdo como aspirar cocaína antes de agarrarle las nalgas y acábame de matar paquemedejasherido de la orquesta bastarda de millonarios en coches, coches en coches incómodos, vale pero tu pagas el cuarto, cantinita y magos que sirven tragos, sonrisas que venden gramos, deja que el mundo hable quialcabo sanjuditas es el bueno en estos casos. Bailes de salón con sombrero a medio lado cansado de jalarle tanto al gramo al cuerno al brazo, no hay morras antes de las 10.

-      -     - Pinche Loope compadre, yo si la quería.

/Hagamos el tiempo lento, Loope.
 Dame de esos besos tekateros
Desos versos domingueros
Y mátame después,
De amor Loope, de amor./

Muñequita, pst pst, voltea. ¿qué, no me oyes? Bailarina pre-sumida, sobrina de Don Gandalf pero vieja de Valentín su chalan que decíamos que era puto, retazo de primera dama en primera cama y de seguro estas bailando. Mucha banda. Lemandeunmensajenomeacontestado. Luego el clarinete luego la trompeta pero la tuba que no deje porque se nos muere aquel. Si usted la quiere bastante no es muy fácil para dejarla, ni la Loope ni la coca ni la indio ni la que no sabe bailar pero lechaganas porque “de aquí traga”. Aquí andas pinche Loope y con ese wey mero tramite mero mero el caballero no le diga nada a mi dama que tengo aquí un cuerno mejor deme un  beso Loope y me voy.

-      -      - Me hubiera dejado Don Gandalf y se lo juro que lo mataba.

Hace calor en saltillo y hace sudor que se confunde con las lagrimas de Agapita, abuela de Jaramillo, hacen fila tambien los buchonsillos para ver como lo dejaron, velaron dos noches y se cuidaron más. Loope no fue, la banda si pero no la que él quería, no les alcanzó.

Valentín no era tan puto ni la bailarina su única querida. Quementierrenconlabanda.

Pinche Loope. 

martes, 27 de marzo de 2012

De ningún modo, morro sin porro.

A veces me siento solo claroscuro de finales de mes y principios de "me vez" que escribo esas muecas de espejo debañoretrovisor de vida ajena, me pido con algo de salsa búfalo barbiquiu verde del chicharrón de viernes, sábado y domingo, arrullo la mirada con algo de porno soft que desde hace ya algún tiempo me entretiene lo mismo que la serie de las 3 o 4 de la virgensitacuidameplis y cambio de canal sin control remoto re-moto de mi moto en re.

-Mira, es ese tipo de la manzana.

Reto al verso a una noche de ajedrez esperando que me enseñe o se deje vencer, beso sin ritmo cuando digo que duermo ronco porque ronco me quedé, menos menso manejo al tiempo y ese puto esfuerzo ese/malo/teodio esfuerzo que me hace ir al refrigerador amigo del micro aún descompuesto por leche para luego levantar los brazos a donde este el estar (guars) caja de cereal raro con un conejo en primer plano sonriendo como en acido en forma de quesabritas pero más chiquitas en color café y prometiendo un jotwills que resulto de plástico, fraude, fraude.

Sin porro, morro, guerco, lepe, pequeño Napoleón norteño en la cena con mis tortillitas de harina, me cagan las tía rosa, quizá nunca las probé pero desde que recuerdo a mi padre odiarlas así que opte por no arriesgarme al desengaño, taza de baño con mas tacto que las lluvias de marzo abril mayo y junio, repaso el verso de esa taza musa perfecta, pintemosla de verde, azul o violeta para luego decir que es arte y es que, arte me sorprende invisible, risa nerviosa cuando ella llega y toca al rasurarte mal amarte mal herirte mal haría en decirte que mal sirvo el mal vino que compre para la mala cena que seguro hiciste, mal mentiste en mi mal barrio de mala muerte, mala vida la que me exaspera. Mala mi vecina la que todos dicen que es güera y si se muere el carnicero, ¿quien la encuera?

"Es por ti que veo libros donde solo hay panfletos (esto es el amor, amiguitos)."

Reciclo los rastros de mis cientocuarenta ratos en los que o parezco poeta, ni me peino ya como poeta que no parezco ni soy ni merezco que dije que fui, ni me visto como inglés para salir en la foto con mi amiga la que si es, poeta, no inglesa de probeta. Me guardo invisible de todo el cuerpo menos del cerdo pensamiento que me mantiene aquí esperando que llegues por mi en tu auto, me bajo del barco y espero en el muelle de al lado, miro con cariño el retraso.

Largo siempre es el desahucio que entre el clic de tu camarametralladora y el nomematesporfavor de mis ojos grandes escogí, ya no me rompas la camisa, que para mi suerte y si sigo vivo, la chica de la ambulancia lo hará por ti.


martes, 14 de febrero de 2012

Lunar

- Hola extraño.

Nunca había estado ahí, baje con calma a conocer el sitio, desperté, o mejor dicho, abrí por primera vez los ojos, no tenía esa sonrisa desde hace tiempo, ni siquiera cuando el temblor aquél destruyo mi licuadora, la del ruido, la del espacio vacío. Eran apenas las 3:17 P.M. La hora de salida (algo tarde) en su trabajo temporal, no ese de recolectar mis pensamientos y unirlos en trazos grises sobre fondos blancos, no ese de escapar juntos.

Cuando la conocí pensé que era azafata de alguna nave, pensé también que venía acompañando a algún personaje importante de esos famosos, no todos los días las estrellas se asoman a mi ventana, hablábamos (casualmente) el mismo idioma, la sonrisa /de lado/ me invito a presumir el mismo rasgo, vino o fui, aún no lo sé, se presento como Luna. Yo de cariño le agregué una "R", Lunar.

"La Luna es el único satélite natural de la Tierra y el quinto satélite más grande del Sistema Solar."

Tengo un amigo, Vinn, no es humano, es más bien, un dibujo, un trazo mal hecho de una noche, lo conocí hace tiempo cuando estaba en mi entrenamiento espacial, recorrimos juntos dos o tres galaxias, no tiene color a pesar de su brillo, en resumen descubrimos un planeta. Los presente.

- Lunar, Vinn, Vinn, Lunar.

Le pedí de favor a Vinn que durante el camino hablara puras cosas buenas de mi, que omitiera esa parte de mi bipolaridad de los lunes, que no le contará que a veces no duermo, que soy hipocondriaco y que le temo a las alturas, eso, entre otros pequeños detalles que al final descubrió. Iniciamos un viaje juntos, durante ese tiempo, me enteré que era una princesa, a veces llegábamos a lugares extraños a bailar y sin saberlo nos escribíamos el uno al otro poemas indescifrables en servilletas, dejábamos señales en cada paso, en cada visita. Quiero que te vengas a vivir todos los días conmigo.

- De verdad, yo no se bailar.

Ella tiene un dinosaurio, tiene un planeta que yo le regale, tiene a Vinn, me tiene a mi.

Apenas ayer la princesa perdió una estrella, apresurado corrí a mi telescopio para intentar encontrarla, para trazar un camino que aliviara un poco esa pena, romper el frío, imaginar deshacer el vacío. Me quede mirando, no podría pensar en su mirada manchada por la humedad del dolor, estaba extraviado, con mi GPS en off, con mi corazón allá, con mi pensamiento allá.

Y es que las letras, en cualquier idioma de cualquier galaxia, acomodadas en el orden que cada persona quiera hacerlo, vuelven locas a las personas que aún sabiendo que lo están, deciden abrazar su propia órbita, remueven cosas que se pensaban ocultas, despiertan ojos, ponen nerviosas voces. Lunar, apareció una mañana, no se si traía maletas al bajar, pero sé que si así fuera yo quiero ser quien las cargue en el camino de vuelta.


"Y tu, que me haces reír, di que siempre vas a estar..."

lunes, 6 de febrero de 2012

martes, 10 de enero de 2012




Molly es una niña cabezona, es tierna cuando despierta y cuando respira, cuando come también, ella canta, inventa espacios para casetas nuevas de teléfono donde va a cantar al espacio, en un tiempo libre, Molly colocó una bocina en la parte mas clara de la luna, de lejos, desde aquí por ejemplo, parece un satélite, satélite de sonido de resplandor, bonita mañana, esa de las 9:00 A.M.
Molly estaba sola aquél día, vocalizando, vocalizan-do-re-mi.fa-sol-la-si, así, la encontré por ahí, vagando en el universo, me inventé que estaba perdido para que me diera alguna dirección, le pedí (nervioso) que subiera a mi nave pero una niña como ella nunca sube a ninguna nave /no identificada/ de cualquier marciano, jupiteriano o mercuriano. Me contó que canta, casi baila, pero no sabe escribir, sigue acumulando ideas, quizá un día o una noche componga alguna canción. Molly tiene un cuaderno donde anota minuto a minuto lo que desea cantar, inventa que sabe escribir para decirme dos o tres veces que ya no es una niña, garabatea lo que no compone, canta porque su voz es hermosa, canta porque si no lo hiciera su cabeza se llenaría de canciones que tarde o temprano la harían crecer, no a ella, a su cabeza. Molly no escribe canciones, busca melodías, les pone – play – y canta, a cantar, dice, sola, en su cuarto de color azul, en sus labios de color carmín, en sus ojos medio abiertos, medianamente pequeños, parcialmente grandes, en su pequeño estudio, mitad estudio mitad corazón. Tengo una estrella, se la voy a regalar. Brilla, se carga de energía.
Molly in the sky with diamonds, my beloved Molly and me, todo en .mp3, todo almacenado en pequeñas carpetas color transparente en mi disco local “C”.
Molly va a clases para aprender a escribir, yo estoy flotando aun en mi nave, sigo diciéndole que me perdí para ver si me lleva con ella, diario me detengo, la escucho cantar, suspiro y me pierdo en su voz, luego, le pido la dirección.