Algunos saben que por mucho tiempo me consideré amigo de
Dios, una extraña manía de sentirme elegido, casi como su mesías aunque bueno,
nunca fui invitado a esas tardes de domino y whisky en algún café celestial
donde seguramente se reúne con un grupo
selecto de pensadores, músicos y artistas a hablar de nosotros; sus pequeños
títeres emancipados a la mala por algún hippie o revolucionario que hoy platica
con él sentado en la misma mesa, molesto con algunos músicos que no dejan de
fumar y que se detienen un poco para criticar las pinturas que decoran el
lugar, el cual, poco a poco comienza a llenarse de famosos que reservaron el
martes, porque es el día que Dios socializa con algunos de sus mejores amigos.
Los meseros rápidamente acordonan el área VIP para evitar
que los demás comensales pidan autógrafos, aunque algunos, los mas emocionados
encienden la rockola y con tarros de cerveza en la mano, entonan el "el
jefe de jefes" dirigiéndose a la mesa principal con ganas de una sonrisa,
que irónicamente les regala Dios para no despreciar el cumplido.
Cuando la madrugada llega, el lugar empieza a vaciarse y sus
amigos se van uno a uno, Él; recargado ahora en la barra le pide un cigarro al
cantinero y sin encenderlo lo mantiene en su boca por algunos minutos, voltea a
todas partes como esperando respuesta de algo que jamás a preguntado, pero que
aquí, donde estoy yo cuestiono lo mismo.
¿Cómo se sentirá Dios cuando esta solo?
Tira el cigarro y pide la cuenta apresurado, tal vez quiere
llegar a ver la tele un poco o leer antes de dormir, mañana empezara un
miércoles difícil como deben de ser todos sus días, lidiando con la prensa del
paraíso que le reclama las condiciones inhumanas en las que nos tiene. Después
de pagar la cuenta busca unas monedas y se acerca a la rockola, empieza la
canción que selecciono sin dudar… "Imagine all the people, living for
today... "
El mesero observa como Dios sale de ahí tranquilamente, se
acerca a la mesa y voltea con el cantinero como todos los martes a la misma
hora que el café queda solo y sonríe, otra vez se fue y no dejó propina.
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